Cuentazos y Tradiciones Piuranas
martes, 12 de diciembre de 2023
Retroceder nunca rendirse jamás XVIII
miércoles, 11 de octubre de 2023
Nuestra Piura es la ciudad del eterno calor, no cabe la menor duda, y para estos calores los piuranos no hemos encontrado en el tiempo mejor remedio q' saciar la sed con un rico vasito de cerveza..... y pensar q' este inocente vasito de cerveza nos va a dejar caer por los más hondos despeñaderos, decimos muchas veces después del primer birndis y pensando en la jornada repetida q' nos espera...
Así salimos todos los días pensando regresar a casa pero para ello tendremos q' sortear duros escollos y altas vallas, pues entre el rubio q' resplandeciente nos alumbra y las amistades sedientas también q' encontraremos por la avenida, plaza de armas, club grau y otros, siempre nos estarán ofertando su amistad casi retando a dos cervezas y un cebichito.... carajo y no les provoca una palana y un pico, so vagos de mierda..... solía decir en socarrona mirada nuestro Congo García....
martes, 31 de agosto de 2021
AVENTURAS EN EL RÍO HUALLAGA (abril 1973)
El único hospedaje donde se pide los nombres al salir
Nuestra primera noche había
transcurrido en Aucayacu. “Dormimos” nuestra luna de miel en un hotel de la
plaza principal…. Siempre con un ojo tras la ventana, pues Tingo María había
quedado atrás, con los familiares del tío Manuel María y toda la policía tras
nosotros. Me había robado a la sobrina, quien había llegado desde Piura, cuando
su madre la pretendía alejar de mi. Meses después nos enteraríamos que nuestros
perseguidores, para fortuna nuestra, habían salido en nuestra búsqueda por el
camino equivocado, pensado iríamos rumbo a Lima vía Huánuco, parando cuanto
carro podían.
Así llegábamos a orillas del
Huallaga, dejando botados los pesados caminos bloqueados por los huaycos y
derrumbes. Estábamos frente al puertito de Uchiza, ciudad que por ese entonces,
después nos enteraríamos, era la Meca de la producción i tráfico de drogas
provenientes de la coca. Ahí nos esperaba un lanchón pronto a zarpar río
Huallaga abajo. La carga de alimentos, combustibles y otros pertrechos propios
para las necesidades de la selva, dejaban poco espacio para pasajeros. El
destino era Juanjuí en el dpto. de San Martín.
Todo era bello durante la travesía, estaba junto a mi novia admirando
los bellos parajes selváticos, el silbido de las aves nos dopaban en esa
solitaria belleza. A ella le provocó mojar sus pies en las aguas y sonreía
bella y niña, pues apenas acababa de cumplir sus 17 años. Yo ya era un hombre
de 20. Al menos me sentía un hombre pues desde que llegué a los 18 ya era dueño
de mala fama y hasta prontuario policial, tanto como rebelde estudiante
universitario así como por riñas callejeras en noches de bohemia, causal
principal del odio que despertaba en mi ahora querida suegra.
El capitán de la barcaza, o bote grande, nos despierta de nuestro embeleso, advirtiéndonos que es muy peligroso poner los pies en el agua por la presencia de la temible piraña. Cayendo la noche llegamos a otro puertito donde pasaríamos nuestra segunda noche. Era Sión, nombre que oíamos por primera vez, pero que luego sería famosa como punto de pase del narcotráfico. El rústico hospedaje lucía montado casi sobre el propio río, en cuartos de caña por el cual podías ver de uno al otro. No recuerdo que nos fastidiaran los zancudos a pesar que nos bañamos a punta de balde y jarro, casi al aire libre. También lavamos nuestras ropas que llevábamos puestas, pues era las ventiunicas, pues la novia había sido sustraída de la puerta de una academia universitaria, con lo que traía puesto y las mías quedaron en un hotel de Tingo María. Nada importaba pues estábamos juntos y con eso nos olvidábamos de todo y todos. Entre arrumacos y sobresaltos pudimos amarnos y también dormíamos, hasta que llega el amanecer y el maquinista empieza a hacer ruidos preparando la barcaza. Los pasajeros empiezan a salir de las cabañitas, tomar algo de desayuno en la pequeña pulpería aledaña, donde además regresé para comprar unos cigarros para los que me faltó una peseta, a lo que la mujer exclamó “ya dale, de repente son los últimos que se fuma”, lo que me dejó en bolero, sin embargo el dueño del hospedaje despejaría toda duda cuando, colocado al lado de la barcaza, recababa los nombres de todos los pasajeros. A lo que me toca el turno le doy los nombres de los dos pícolos amantes, no sin antes preguntar la razón de pedir los nombres no a la llegada sino a la salida… En forma desfachatada el hombre me responde: ”lo que pasa es que de acá para adelante vienen los malos pasos, y casi siempre se ahoga gente y después viene a joder la policía por los nombres de los pasajeros, ahorita nomás se ahogaron cuatro monjitas”. Puta, así cualquiera entiende.
Antes de tocar Juanjuí, los Malos Pasos del Huallaga
Y que sí, que era verdad el
peligro que corre toda embarcación de motor al surcar estas veloces y
procelosas aguas, sobretodo cuando encerradas entre paredes de roca y enormes
peñascos enterrados en el cauce del Huallaga, conforman los famosos Malos
Pasos. En aquella época el tránsito más rápido y obligado era por río, pues los
puentes sobre el veloz Huallaga recién estaban en construcción, como bien
pudimos observar. Fue así, cuando ya se avistaba a lo lejos el enrocado, que el
encargado del motor a voz en cuello nos advierte de tomar posiciones seguras
pues el remezón es inevitable…. Pero el motorista también se preparaba, y lo
hacía con tanto esmero probando la aceleración del motor, tanto que se le apagó
la máquina. No sé si me apremiaba más mi responsabilidad de la seguridad de mi
amada, que ya estaba viendo por donde poder ponerla a salvo llegado el momento,
o si la cara de terror del motorista y su brazo que sacudía una y otra vez la
soguilla para poner en marcha el motor. La escena era de verdad apremiante y la
nave iba ya casi al garete, pues en su afán de arranque el hombre soltaba el
timón que es lo mismo en un fuera de borda. Cuando ya empezábamos a sentir los
remezones y golpeteo del río que cada vez se estrechaba más, se escucha el
roncar del motor lanzado. El varón, que si lo era carajo, arremetió la maquina
con toda su potencia hasta lograr el control de la pequeña barcaza, pero
remeciendo mucho más que lo acostumbrado, tanto que cayeron al río algunos
pertrechos acomodados en la nave. Aplausos, sí, siempre los aplausos al superar
la grave circunstancia. Los pasajeros nos mirábamos las caras nerviosamente
sonriendo, al mismo tiempo que nos abrazábamos fuerte los que teníamos a quien
abrazar. Fueron cuatro los feroces pasos que pudimos superar con éxito, luego,
ya en el Huallaga de selva baja, nuevamente la paz y la belleza de la selva nos
hacían olvidar los escabrosos pasos…. Dos horas más y amarramos en Juanjuí.
(Pueda ser que continúe)
sábado, 7 de septiembre de 2019
El cementerio San Teodoro está situado en la Avenida del mismo nombre, en el barrio norte de la ciudad, más conocido como la Mangachería i era para nuestros personajes de esta anécdota-leyenda paso obligado para el retorno a sus casas luego de todo un ‘día de copas’, es decir en completo estado de ebriedad.
Luego de trepar una pequeña tranca que habían colocado los empleados del San Teodoro, este par de borrachines aprovechando la oscuridad de la noche ganaban el cementerio. Torpemente caminando entre las tumbas de lo que se llamaba La Fosa Común, tumbas populares, que era para aquellos muertos cuyos familiares no tuvieron para pagar un nicho. Iban burlándose de todos ellos, para luego pasar por los pabellones de niños, que los había antaño, i por los mausoleos de algunas familias acomodadas i las de curas i religiosas de diferentes congregaciones. Se burlaban haciendo como que penaban el clásico ‘bbuuuuu’ acompañado de palabrotas i también trozos de canciones que cantaban disonantes i a todo gritar…. Es decir todo un escándalo.
Así pues, preparan la estrategia. Escondidos, uno dentro de un mausoleo bajo tierra i el otro tras de uno de los pabellones. Para esto se habían provisto de máscaras así como sabanas viejas a modo de mantos blancos. Todo estaba dispuesto.
Diez u once de la noche aparecen este par de hombres jóvenes mal educados con su misma travesía i mismas palabrotas. Espera no escuchas, dijo uno de ellos. Uy chucha que es esto, replica el otro. Debe ser el viento.. no, escucha!!. En eso se levanta una tapa i aparece a forma de muerto una mano i una capa. Del otro lado el otro empleado haciendo ruido les distrae corriendo como sombra en la oscuridad…. Los compadres completamente asustados emprenden veloz i zigzagueante carrera de obstáculos para querer ganar la puerta principal, distante unos 80 metros…. Finalmente, tras un par de rodadas por el suelo, llegan a la fachada principal que son armatostes de artísticos fierros entre cruzados, encontrando la puerta cerrada con candado. Como se dice ‘con el corazón en la mano’, no les quedó más que trepar para así ganar la calle… con tal mala suerte que uno de ellos queda enganchado de sus ropas en una de las puntas i no pudo llegar al suelo… el otro asustado como estaba intenta vanamente de ayudarle… para esto, ante el escándalo, uno de los vecinos de la Avenida San Teodoro había llamado a la policía, quienes al cabo de unos minutos aparecen en un patrullero,
pudiendo liberar al compadrito de su cruel cautiverio…
Asustados i balbuceando incoherencias que los policías ni entendían, les conducen a la comisaría quedando detenidos hasta el día siguiente que les pasara la borrachera.
Se dice que estos benditos compadres hasta hoy cuentan de estas apariciones de las que nunca supieron si eran alucinaciones de borrachera o verdaderas apariciones…. La cosa es que jamás repetirían tamaña malacrianza en tremenda latitud.
Los mejores limones de su chacra, mangos i frutas, siempre hablando de inversiones i millones, pero nada en el bolsillo, así como muchos piuranos era Paco Leo.
En una de esas noches oscuras i solitarias cree escuchar en el zumbido espectral, una voz que le llama Paco, Paaaaco, Paaaaaaaco. Nuestro personaje muy asustado emprendía las de Villadiego i cuando podía tomaba un taxi…. Esto se repitió por varios días, por lo que nuestro Paco, aconsejado por un amigo, ya que cómo no el hecho fuera contado con prolijidad con su respectiva aumentado i corregido al estilo de la Avenida, le aconsejaron hablar con un sacerdote.
Paco ve a su amigo el cura Gallo de la Catedral, i de otros gallineros también, quien le aconseja no tener miedo i enfrentar al llamado de ultratumba. De esta manera Paco se envalentona i reinicia su diario peregrinar, tomando la vereda lateral del cementerio, es decir Avenida Loreto….
Nuevamente cree escuchar el Paaaco, Paaaaaaco. Esta vez tomando valor se acerca a la pared perimétrica del camposanto, diciendo ‘quién eres, qué quieres hablar conmigo´´ tienes que entrar Paco, le dice una voz…. Paco pide de favor a los porteros para entrar a lo que acceden..
Ahora ya no se le ve a Paco cruzar el cementerio pues cambió de casa i solamente se le ve movilizar en taxi
lunes, 12 de agosto de 2019
Pacho estaba solo rumiando su desesperanza , ya no tenía esposa se le fue a estados Unidos de visita y se quedo con un argentino que conoció hace algunos años, mucho menor que ella pero que deslumbrado por su belleza y sus bien puestas carnes de cuarentona la convenció y se la quito al pobre Pacho. A los pocos meses mando por sus hijos y Pacho ya no temía familia en menos de lo que canta un gallo.
sábado, 26 de febrero de 2011
Una Piura para el gringo Russell
Aparte de sus “degeneracionales” el gringo gustaba frecuentar amigos mayores como los mamones Valdiviezo, el burro Seminario, el flaco Azcárate y el loco Llona, en su barrio de